La pasión de Josep Ros Furió por su trabajo le llevó a prácticamente vivir en su fábrica de hornos morunos y a viajar por toda Europa buscando los modelos clásicos, encargando a prestigiosos artistas diseños para su producción, pese a contar con unos medios económicos limitados. Piezas producidas en "La Ceramo" decoran algunos de los edificios valencianos más emblemáticos del siglo XIX y principios de XX, Estación del Norte, Mercado de Colón, Mercado Central, el Ayuntamiento ...
El edificio de la Ceramo es de estilo neomudéjar, a Ros le encantaba la cultura oriental y encajó muy bien tanto por su arquitectura morisca como por su carácter artesanal, en Benicalap, situado a orillas del camino de Burjassot y que aún conservaba numerosos vestigios medievales y musulmanes. "La Ceramo" con más de 150 años de historia, devino en monumento emblemático y característico.
Dos generaciones de la familia Ros continuaron con la tradición cerámica y compatibilizaron sus trabajos en otros campos de las Bellas Artes con la dirección de "La Ceramo".
Finalmente, Mª Pilar Ros, hija de Josep Ros Ferrandis, licenciada en arquitectura vendió la fábrica, a pesar de haberle prometido a su padre que nunca lo haría. Tras un breve periodo cerró, habiendo sufrido desde entonces toda una serie expolios, derrumbes, proyectos de construcción en su solar, intento de compra por el Estado para ampliación del Museo Nacional de Cerámica, ocupaciones ilegales, más destrozos, más abandono... a pesar de la continua reivindicación de los vecinos para su recuperación.
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